jueves, 27 de octubre de 2011

EL Tesoro

Te observé detenidamente mientras contemplabas aquel hallazgo, tus ojos lograron iluminar mis manos cubiertas de barro y esperanza. Decidimos nutrirlo de besos ocultándolo de las alimañas que nos merodean. Sabemos que la podredumbre de su boca sólo consigue aliviar su miseria encendiendo analogías de nuestro infinito, mas es tan excelso el descubrimiento que sólo nosotros conservamos la eternidad. Me estremece la impronta plasmada en el firmamento, la belleza de esa paz que contiene nuestro cosmos. Y es el dulzor de las caricias que sellan nuestra unión, el que purifica la beatitud del Olimpo.

Aquel día acercamos la desnudez de nuestras almas saboreando nuestra humanidad. Aquel día trazamos un nuevo rumbo hacia el edén. Aquel día fuimos luz en plenitud.  

VADE RETRO