jueves, 13 de julio de 2017

Mi alma retorna

Una mujer de sombras desliza una sonrisa traviesa sobre los campos de la fantasía. Recrea, rebobina, pausa, reitera el éxtasis nocturno, despojándose de la cadena protectora del Cosmos. No logra distinguir si esa calidez en los labios es producto de la sustancia que diariamente alivia sus tormentos enlenteciendo su respiración o de la remembranza de texturas ajenas a su lengua que toman el control de su piel. En el hallazgo de la carne que estremece el instinto, es su esencia adormilada por el sabor de una gota, la que desvanece trazos de realidad; espejos de demencia en que la mente se deleita con fragmentos de deseo y urgencia de caricias, mezcladas con la agonía del momento exacto de un inequívoco despertar. Las sombras alcanzan su mirada, perdiéndose en la adicción de una nueva huída al horizonte animal; fluye libremente sin angustia, culpa o final.

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