Yo no nací de cenizas
ni fui chispa temerosa
mi calor no se negocia,
ni se extingue con la brisa.
Alguna
vez me escondí en pieles,
y me vestí de su sombra,
Pude
haberme vuelto leve
para
grises y sin forma.
Ya
no hay más silencios
que
nieguen mi color
ya
no hay ajustes del alma
a quien en sus labios el
fuego no bastó
No
me disfrazo, ya no me apago,
mi
calor es presencia
no
se entrega por encargo.
Que
ardan los tibios,
quienes
huyen del abismo,
los
que viven de alivios
que
se incendien sus motivos
Yo
no nací de cenizas,
soy
fuego que arrasa, no sumisa.
Sin
letargo ni eterna espera
Llama
inquieta de la hoguera.