Descansemos en nuestras memorias y demos paso a la deliciosa
circunstancia de sellar con sudor y carne las crónicas del infinito. Hemos
alimentado nuestras almas de sonrisas cómplices y sagrado linaje como ofrenda
de un amor transcrito en el Libro Eterno. La senda construida en sal y polvo,
admite el obsequio del Cosmos en esta nueva era sobre la mirada lúgubre de la
bestia ciega de amargura y espejos. Nuestro andar se volverá cada vez más seguro,
pues el fulgor de dos luceros bendecirá nuestros ojos, manos y pies en momentos
de tribulación. Recibiremos sin duda, con júbilo al próximo sol, celebrando la vida,
la caza y el amor.
Agradecida estoy, por
la ternura y la espada y bendita soy por la tierra, el viento, el pecado y la
luz y este día, luego de trescientos y más, alzo mi cáliz por ti: Amor mío.
VADE RETRO
No hay comentarios:
Publicar un comentario