martes, 29 de abril de 2008

Cicatrices

Mi cuerpo registra un sinfin de cictrices que en un principio odie a muerte porque son marcas no estéticas, pero hoy las valoro más que nunca ya que son un recordatorio de la victoria obtenida en cada una de mis batallas. Pero qué pasa con las cicatrices del corazón? son el resultado de heridas muy profundas y muy dificiles de borrar, lo que me ha llevado a cuestionar si las quiero borrar realmente. Qué tipo de recuerdos vienen a mi cuando acaricio suavamente tales cicatrices? debo confesar que esas heridas hace poco estuvieron abiertas muy profundas y que al momento de cerrarse mis ojos no pudieron mirar esa horrible cicatriz que quedó, pero he entendido al fin que se puede amar una cictriz sin sufrir por ella, porque el dolor ya no está y los recuerdos funestos fueron reemplazados por los recuerdos que atesoro y que jamás dejaré ir. Parece fácil pero no lo es, por lo menos no lo fue para mí. Tuve que luchar contra focos infecciosos que casi logran introducirse en mi herida sangrante y hundirme en un abismal cuadro depresivo. Pero el proceso aunque fue doloroso fue fructífero pues al final coseché buenos sentimientos. En un comienzo osé reintentar, luego odiar, más tarde olvidar sin resultados. La clave en mi caso fue recordar, simplemente recordar claro que primero lamenté que esos buenos momentos sólo formaran parte de mi pasado, y cuando comencé a valorar lo que tengo en el presente me di cuenta del bálsamo que cubrió mis heridas y las transformó en las cicatrices de esas batallas contra los demonios que en ese minuto atormentaron mi vida. Amo mis cicatrices externas e internas, sobre todo las internas porque sé que gané. Ya no sufro, sólo las amo.

VADE RETRO

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