domingo, 12 de julio de 2009

Agua bendita

Camino presurosamente intentando arrancar de las bestias que día a día me carcomen la paciencia. Cada paso que doy, se convierte en una pequeña inyección de anestesia. Un placebo para mi cuerpo que anhela una nube donde descansar.

Finalmente llego. Cierro la puerta y sujeto mi cabeza entre mis manos. Está a punto de estallar debido a un demonio instalado en ella, cual rey en su trono, dominando mi reino. Avanzo a otra habitación mientras me despojo de mi calzado, bajo el cierre de mi falda, y desabotono mi camisa. Llego desnuda al lugar deseado, sin importar demasiado cuán frío está el suelo y hago caso omiso a la brisa que remece mi femineidad. Giro suavemente una llave y siento como la tibieza del agua recorre cada centímetro de mi piel. Con mis dedos reconozco quien soy y junto con ese bendito elemento descienden mis inquietudes, miedos angustias e iras. Cada dolor se disuelve en segundos cuando mis labios son rozados por el refrescante líquido que se mezcla con la sal que cae de mis ojos.

Pronto siento un calor distinto al vapor que me purifica, y las gotas que acarician mi espalda, se transforman en dedos que se entrelazan con los míos al llegar a mi cintura. Sonrío aliviada, de saber que ya estás aquí, ayudándome a desterrar de mi cuerpo, mente y espíritu, las fuerzas que en algún instante me invadieron. Siento como tu lengua se desliza por mi cuello y cada beso se transforma en un pequeño trozo de paraíso. Realizas una exquisita invitación. Nerviosa la acepto, a sabiendas que será un pecado difícil de confesar. Dulce pecado sin arrepentimientos. Con tus brazos rodeas mi fragilidad y yo me rindo ante tus caricias. Ya no importa nada, sólo me dejo guiar por tus deseos que hago propios. Me adueño de tu pasión y al observar que dibujas el placer en tu rostro, olvido todo. Sólo tú y yo en una ceremonia curativa. Una limpieza del alma gracias a la mixtura de nuestros cuerpos. La eternidad nos pertenece y ya no es la humedad del rocío lo que predomina en el encuentro. Sólo tú y yo y nuestro delicioso secreto.

VADE RETRO

1 comentario:

Sagara dijo...

Tus relatos son cada vez más deliciosos! Me estás volviendo adicta!!

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