martes, 15 de septiembre de 2009

A las mujeres no hay que entenderlas, hay que quererlas..

Revisando algunas carpetas del pc encontré un escrito que tenía como destino este blog cuando mi estilo era algo distinto. Me pareció bastante interesante, pues es una fotografía del momento vivido. Está inconcluso, aun así disfrútenlo...



En este minuto lo único que se me antoja es un amaretto sour y un oído amable que escuche mi verborreica prosa. Hoy quiero ser rebuscada e intelectualoide. Hoy quiero y voy a reclamar. Seré breve, tampoco quiero aburrir (me).

Niego absolutamente la “verdad” impuesta por algunos y que tristemente está validada por el público objetivo, me refiero a la frase plasmada en el título. A mi parecer representa un tipo de violencia de género a nivel de insulto. Llámenme exagerada, pero me molesta, pues el sujeto X al proferir estas palabras evoca ideas añejas y pueriles sobre la complejidad femenina. En simples palabras es un: “Ya, te quiero, confórmate con eso y no me molestes más”. No, no me conformo, tampoco pido que me conozca de pies a cabeza (obvio, hay que dejar un halo de misterio o no?), y menos que me quiera. Recuerden que el príncipe azul está pasado de moda, he visto la involución de algunos a renacuajo incluso. Así que antes de vomitar una frase absurda, es mejor elaborar un halago a la altura que se merece la mujer que roba su sueño (madre, hermana, mujer, pareja, hija). Y las palabras mencionadas con anterioridad, calzan con la idea de un personaje de cuentos.

Creo que el querer se construye en base a un mínimo conocimiento de las virtudes que atraen en una primera instancia y los defectos, pues son parte de ese ser que capta nuestra atención y que al saber entenderlos, se aceptan y se aman finalmente; si bien no todos, hay uno que otro que a los ojos de la fémina o sujeto resulta “adorable”.

Está bien, yo también caigo en el prejuicio dada la interpretación de la frase, pues me queda por pensar que tal complejidad de nuestro género ya sea por condiciones biológicas y/o imposiciones societales, es demasiado elevada para el nivel de “comprensión” de algunos, por lo que a sus mecanismos de defensa sólo les queda ampararse en la comodidad de una frase cliché y simplona.

En fin, no me entiendan, ni me quieran. Sólo, tal como decía mi profesor de historia en el colegio, traiga su cerebro a clases…

VADE RETRO

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